Dieta para aliviar la acidez estomacal
Quizás no la has sufrido anteriormente, pero la acidez estomacal es muy frecuente en mujeres embarazadas. Los síntomas pueden ser intensos y molestos, pero se trata de un cuadro reversible, ya que en la mayoría de los casos suele desaparecer una vez nace el bebé. La buena noticia es que, durante el embarazo, la situación mejora con solo modificar ciertos hábitos en tu estilo de vida y alimentación. La nutricionista Isabella Parilli comparte valiosos consejos y recomendaciones para combatir la acidez estomacal.
La acidez se trata de una sensación de ardor o quemazón en la garganta o el pecho, que ocurre cuando el ácido del estómago asciende por el esófago, conducto que transporta los alimentos y líquidos desde la boca hacia el estómago.
¿Por qué ocurre?
La placenta segrega una hormona llamada progesterona, cuya función es relajar los músculos del útero, sin embargo, también relaja la válvula o esfínter que cierra el paso entre el estómago y el esófago, permitiendo que los ácidos gástricos suban y causen esa sensación de quemazón.
Puede aparecer en el segundo trimestre, sin embargo es más común y suele empeorar en el tercero, cuando el útero se expande y presiona el estómago. En otras palabras, el bebé va creciendo, ocupando gran parte de tu abdomen, lo que hace que los ácidos del estómago suban más fácil hacia el esófago.
A pesar de que las causas no se pueden evitar, existen recomendaciones y medidas de prevención para disminuir el malestar provocado por la acidez:
Cambios en la dieta:
- Las comidas deben ser frecuentes y en porciones pequeñas. Es mejor comer cada dos o tres horas y en pequeñas cantidades, que hacer 3 comidas abundantes a lo largo del día. Ya que las comidas abundantes dificultan la digestión y dan sensación de pesadez.
- Te presentamos a tus alimentos aliados los cuales debes priorizar y deben estar siempre en tus comidas, estos son las frutas y las verduras. Además, existen alimentos especiales que parecen calmar el ardor como los plátanos, el yogur natural o la leche, sin excederse. ¡Pruébalos quizás te pueden aliviar a ti también!
- Evita alimentos y bebidas difíciles de digerir, especialmente por las noches. Como por ejemplo alimentos grasos, frituras, platos muy condimentados o picantes, el vinagre, pimienta, frutas cítricas, tomate o salsa de tomate, chocolate, mentas o infusiones de menta, bebidas con cafeína, jugos cítricos y productos carbonatados.
Recomendación: todas las mujeres somos distintas y reaccionamos distinto. Puede ser que lo que una le siente bien a otra no lo siente tan bien. Por tanto, te recomendamos llevar un diario de lo que comes para identificar los alimentos desencadenantes y eliminarlos de tu dieta durante el embarazo.
- Bebe los líquidos entre las comidas y NO durante las mismas, así evitarás que el volumen del estómago aumente. Por tanto, bebe durante el día varias veces pequeñas cantidades para mantenerte hidratada.
Algunas recomendaciones para tu día a día:
- ¡No tengas prisa! Come despacio y mastica muy bien los alimentos. De esta forma permitirás que la saliva entre en acción y comience a descomponer los alimentos antes de que lleguen al estómago, facilitando su digestión.
- Evita acostarse después de las comidas, deja pasar al menos 2 horas. Si estás descansando en el sofá asegúrate de estar lo más incorporada posible. Incluso te recomendamos que, si te apetece y puedes hacerlo, te muevas, sal a dar un paseo antes de dormir que te sentará muy bien.
- Cuando estés en la cama intenta dormir con el tronco elevado unos 10 – 15 cm, y acuéstate sobre el lado izquierdo para evitar una mayor relajación del esfínter esofágico lo cual aumenta el reflujo.
- Si estás haciendo ejercicio ¡no pares! Y en caso de que no lo estés ¿Qué esperas? Sal a dar un paseo cada día (especialmente después de comer o cenar). Encuentra el ejercicio que te guste, la actividad física ayuda con la motilidad gástrica y la digestión.
- Utiliza ropa cómoda y holgada. Evita la ropa ajustada que presione tu abdomen.
- Cuando necesites agacharte, recuerda no doblar el cuerpo, sino flexionar las rodillas.
¡Inténtalo! Estamos seguras de que con estas medidas de prevención tus síntomas mejoran. Solo en casos en los que el malestar no mejore, te recomendamos consultar con tu médico para que te indique cuál es el fármaco idóneo para la etapa en la que te encuentras.