¿He sufrido violencia obstétrica durante el parto? Cómo salir de dudas

El momento del parto y el nacimiento es un acontecimiento íntimo y vulnerable en la vida de una mujer y su bebé. En algunos casos, algunas mujeres sienten que no han sido bien tratadas durante el parto. A pesar de que algunos colectivos lo niegan, no hay duda de que la violencia obstétrica existe. Os lo cuenta Anaïs Barcelona, psicóloga clínica infanto-juvenil y familiar especialista en salud mental perinatal.

Entendemos por violencia obstétrica las prácticas y conductas realizadas por profesionales de la salud a las mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio que por acción u omisión son violentas o pueden ser percibidas como violentas. 

Muchas mujeres llegan al parto con miedo y elevada ansiedad. Estos altos niveles de estrés (hormona cortisol) interfieren en el parto, haciéndolo más largo y doloroso. En la medida de lo posible, para favorecer la producción de la hormona oxitocina que facilita el parto, las salas de parto deben ser acogedoras, con luz tenue, temperatura adecuada y con un número reducido de personas. El acompañamiento a la mujer por parte de una persona de su confianza es fundamental. Los profesionales de la salud que atienden los partos (matronas y ginecólogos) deben acompañar a la mujer interviniendo lo menos posible, mostrándose cercanos y respetuosos hacia ella y su bebé.

¿Cómo saber si has sufrido violencia obstétrica?

En ningún caso es una violencia ejercida de forma intencionada ni la efectúan todos los obstetras. Se trata de una violencia institucional que es muy difícil de aceptar por parte de los profesionales que la ejercen. También las mujeres que la sufren pueden tardar meses, incluso años, en ser conscientes de que la han padecido. 

Si la mujer ha vivido su parto como una situación negativa o traumática, se ha sentido infantilizada o humillada, lo más probable es que haya sufrido este tipo de violencia. 

¿Qué consecuencias tiene la violencia obstétrica?

La violencia obstétrica tiene consecuencias a nivel físico y emocional. También afecta a otras esferas como la relación de pareja, la sexualidad y las relaciones sociales. Muchas mujeres sienten miedo excesivo a volver a parir en un hospital y, en muchos casos, no quieren tener más hijos por miedo a enfrentarse a otro parto. 

A nivel psicológico, la violencia obstétrica puede provocar depresión postparto, trastorno por estrés postraumático (TEPT) o cuadros de ansiedad. La experiencia de parto traumático se acompaña de miedo, indefensión (siente que es incapaz de hacer algo para cambiar la situación) y terror, y suele ir seguida de toda una serie de pensamientos que incluyen recuerdos vívidos del suceso, flashbacks, pesadillas e irritabilidad *. En estos casos, la mujer padece un gran sufrimiento que requiere ayuda por parte de un psicólogo perinatal.

¿Cómo se pueden prevenir problemas relacionados con un parto no respetado?

En resumen, la violencia obstétrica existe y es necesario visibilizarla. La formación en perspectiva de género, la sensibilización de los profesionales sanitarios, el aumento de los profesionales que intervienen en las salas de partos y la puesta en marcha de programas de apoyo para las mujeres víctimas de esta violencia son imprescindibles para erradicarla. Estos programas deben focalizarse en que las mujeres puedan expresar y compartir sus sentimientos con otras mujeres que hayan pasado por la misma experiencia, así como acompañamiento psicológico para superar el trauma. 

Hablar de estas situaciones y ser capaces de mantener un diálogo al respecto ya es un avance. Sin embargo, no hay una estrategia clara ni una manera de registrar los casos de partos no respetados, lo que dificulta la capacidad para prevenirlos.

En muchos países, existe un documento de consenso hacia las prácticas para la atención de la gestación y el parto que ya recogen este concepto y que facilitan la toma de decisiones compartidas entre los profesionales y las mujeres. En este sentido, un plan de parto consensuado entre el profesional y la mujer facilita la comunicación y el consenso de la voluntad de la madre y las prácticas seguras o recomendadas.

¿Qué puedo hacer si creo que he sufrido una práctica poco respetuosa en el parto?

En primer lugar, solicitar por escrito al hospital que ha atendido al parto una explicación de lo que considera una práctica poco respetuosa. Este hecho ofrecerá una explicación que puede ser entendida y aceptada, lo que permitirá restablecer la confianza.

Si, a pesar de ello, sigues pensando que la asistencia recibida dio lugar a un trauma, debes ponerte en manos de un profesional que te ayude a superar el llamado trauma obstétrico.

El trauma obstétrico es un tipo de estrés post-traumático, como los que sufren las personas que han pasado por un evento de riesgo vital (catástrofes naturales, accidentes de tráfico, etc.) y está relacionado con un mayor riesgo de depresión postparto y malas experiencias en embarazos posteriores. Es por estos motivos que debe ser tratado por una unidad de salud mental perinatal experta en este tipo de patología.


* Ayers, 2004; Olde, van der Hart, Kleber, & van Son, 2006. A prospective longitudinal study of prevalence of post-traumatic stress disorder resulting from childbirth events

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