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El estilo de vida y la alimentación, sí influyen en el climaterio y la menopausia

Ya lo dicen, que las mujeres somos cíclicas, no lineales, y las hormonas son las que marcan nuestros ciclos. Es por ello que un cese en la producción hormonal es la responsable de la entrada de la mujer en una nueva etapa, el climaterio. Con las primeras faltas del periodo, que suelen darse sobre los 45 años, aunque hay mujeres que empiezan antes, sobre los 40, ya se considera que hemos entrado en el climaterio. Y confluye con el fin de la capacidad reproductiva de la mujer, es decir, con la menopausia. Entendiendo como tal, que nuestro último período fue hace 12 meses. Meritxell Rafael, Coach Nutricional, Bióloga y Dietista especializada en Salud Vital y Medicina Integrativa, nos habla de esta etapa quizás no tan conocida de la vida de las mujeres.

El climaterio es pues una etapa más de la mujer entrada en los cuarenta, que nos lleva a una serie de cambios que cada mujer va a vivenciar de forma diferente. A pesar de que hay cierta sintomatología típica, como los sofocos, no todas las mujeres las padecen, es decir, transitan este nuevo ciclo sin apenas sintomatología, aunque no es lo habitual. La aparición y la intensidad de los síntomas dependerá de cada cuerpo, de cada mujer. Hay diversos factores que influyen en la forma que vas a pasar por esta nueva etapa del climaterio y, por consecuencia, de la menopausia. Factores que es posible no te hayas parado a prestarles atención o, simplemente, desconozcas.

Nuestro historial y estilo de vida tienen mucho que decir durante el climaterio y la menopausia. Es más, poner foco en ello te va a permitir transitar por esta etapa de forma diferente a como la estás viviendo. Y es que nunca es tarde para introducir cambios saludables en tu estilo de vida. 

La gestión del estrés del día a día, el nivel de actividad física y mental, la actitud frente a la vida y, especialmente, los hábitos alimentarios que has mantenido hasta el momento, afectan de forma determinante al estado de salud de tu cuerpo y, por tanto, influirán en como vivas esta nueva etapa que se nos presenta. Hay que tener muy presente que, a pesar de que se ha tratado erróneamente durante años como una enfermedad, no es más que una etapa natural en el ciclo vital de la mujer. Se va apagando nuestra capacidad reproductora y dejamos de ser fértiles para dar paso a otro ciclo de nuestra vida, la menopausia.

El cambio más evidente y el que nos lleva a sospechar que algún cambio se avecina, es que dejamos de menstruar con la regularidad y ciclicidad característica de la mujer fértil. Los responsables de este cambio son los ovarios, y es que su envejecimiento altera su actividad y afecta a la producción de las hormonas sexuales: los estrógenos y la progesterona. Su menor producción nos afecta en diferentes aspectos de nuestra salud:  

  • Malestar digestivo y molestias intestinales
  • Alteración del descanso nocturno
  • Sofocos, especialmente nocturnos
  • Cambios emocionales que afectan a nuestra irritabilidad y sensibilidad
  • Afectaciones en la piel
  • Metabolismo óseo
  • Capacidad de concentración y memoria
  • Aumento de peso
  • Cambios en la distribución de la grasa corporal, focalizándose en la zona abdominal
  • Disminución de la masa muscular
  • Debilidad del suelo pélvico
  • Sequedad vaginal
  • Pérdidas de orina
  • Infecciones urinarias 

Todas ellas son posibles señales que acompañan en esta transición natural del cuerpo de la mujer.

La aparición e intensidad de estas señales, que pueden resultarte familiares, se ven influenciadas por tu alimentación. Pero no solo la que estás manteniendo actualmente, sino también la que has seguido a lo largo de tu vida. Y es que el refrán popular “recoges lo que siembras” es un buen ejemplo para explicarte esta relación.

Hoy en día, en general, no le damos la importancia suficiente que tiene la alimentación en nuestra vida, tampoco nos han enseñado. Y además, no solo es importante de qué nos alimentamos, el tipo de alimentos, sino el cómo lo hacemos. Es importante la actitud frente al acto de comer, poner consciencia a la hora de llevarnos la comida a la boca, estar presentes y masticar bien los alimentos.

La manera que cuidamos de nuestro cuerpo, a nivel interno y no solo a nivel físico exterior, es básica para que, pasados los años, podamos gozar de una buena salud y que el cuerpo pueda transitar por sus ciclos vitales sin demasiadas piedras por el camino, haciéndolo de la manera más orgánica posible. Evidentemente se dan cambios y afectaciones, pero el cuerpo está preparado para hacer frente a estos cambios con sus mecanismos compensatorios. Pero, si durante años no hemos puesto atención en cuidar estos aspectos de la salud, el cuerpo se resiente y es cuando la sintomatología puede causar más malestar y hacerse más notoria.

Esto no pretende ser desalentador, sino todo lo contrario. Como he dicho anteriormente, cualquier momento es bueno para plantearse un cambio y pasar a la acción. Hay que tener en cuenta que el cuerpo es muy agradecido y, cualquier cambio saludable que hagamos, el cuerpo nos lo va a agradecer al poco tiempo, animándonos a seguir por ese camino de recuperación de nuestro equilibrio interno. 

Y esto es lo que vengo a proponerte. Porque no se trata de culpabilizarnos, sino más bien de hacer un ejercicio de autorreflexión, entendiendo el proceso y respetando nuestras decisiones tomadas hasta ahora. 

Como mujeres, nos han situado dentro de la sociedad en un rol muy diferente, posiblemente, al de nuestras madres o abuelas. Sintiéndonos presionadas a tener que llegar a todo tanto en el mundo laboral como en el familiar. Llevando a diario una pesada carga que nos ha llevado a sentir en muchos momentos que no podíamos más, avergonzándonos de tener que reconocer que quizás estábamos agotadas o que, sencillamente, necesitábamos ayuda.

Un nueva etapa en la que dedicarte más tiempo a ti

Entrar en la menopausia no significa tener que asumir que ya vamos en detrimento y cada vez a peor, sino afrontarlo como una nueva etapa en la que poder permitirte dedicarte más tiempo para ti, en la que poder mimarte de una forma que hasta ahora desconocías o no podías permitirte.

La alimentación en esta etapa es crucial para favorecer la salud y poder vivir estos cambios desde el autocrecimiento y empoderamiento. La razón es bien sencilla: si cuidas de ella, permites que tu cuerpo disponga de la energía necesaria que requiere esta etapa y que no la invierta en otros procesos, como la digestión constante porque no dejamos a nuestro sistema digestivo descansar. En el momento que permitimos a nuestro cuerpo equilibrarse, se pondrá manos a la obra desintoxicando lo que durante años hemos ido acumulando, abusando quizás de “alimentos” nutricionalmente cuestionables:

  • ultra procesados cargados de azúcares refinados y potenciadores de sabor
  • consumo de grasas saturadas no saludables
  • excesivo uso de la sal refinada
  • alto consumo de cereales y harinas refinadas
  • abuso de excitantes o estimulantes como el café, tés y chocolates, simplemente por la necesidad de tener que llegar al final del día sin morir en el intento
  • exceso de bebidas alcohólicas y de otras drogas legales
  • escaso consumo de alimentos vegetales, semillas y frutos secos, etc.

Como decía Hipócrates, considerado uno de los padres de la Medicina:

“La salud comienza en el intestino”

Por tanto, no todo lo que comemos nos nutre. Es más, en muchas ocasiones nos desvitaliza. Y es precisamente porque la comida a la que tendemos a recurrir por necesidad frente a situaciones de la vida real y cotidiana, desencadenadas por estrés, la ansiedad y excesivas preocupaciones, se alejan de ser alimentos reales y nutritivos. Nos tapan emociones incómodas y nos dan chutes de azúcar para afrontar el día.

Quiero acabar estas líneas dándote ese empujón que quizás necesitas para revertir y minimizar estos síntomas que es posible que ya estés sintiendo o que intuyes que están al caer. La prevención siempre va a ser tu mejor aliada, siendo la prevención precoz la mejor opción. Pero, sea cual sea tu situación, los cambios de hábitos saludables siempre te los va a agradecer tu cuerpo y tu mente, y antes de lo que puedas imaginar.

Si quieres profundizar en temas de alimentación y conocer qué alimentos o pautas te pueden ayudar a mejorar desde ya tu salud y hacer una entrada más armónica a la menopausia, puedes encontrar más información en este artículo: Cómo alimentarme en la menopausia para minimizar los síntomas.

En beDona, queremos darte las claves para vivir esta nueva etapa vital desde diferentes abordajes para que cada una de nuestras expertas puedan aconsejarte y acompañarte de la manera que necesitas y, para ello, es básico escuchar y entender tu situación, de mujer a mujer.

Si te gustaría empezar estos cambios viviendo la experiencia acompañada de mujeres en una situación similar a la tuya, puedes solicitar información de nuestro programa específico para acompañarte en la llegada a la menopausia. Si prefieres una atención plena y personalizada, consulta a nuestras asesoras para acabar de decidirte a priorizarte.

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