
La inflamación como causa de enfermedad crónica: el enfoque de la medicina funcional
La inflamación es, según la evidencia científica, un mecanismo que interviene en la mayoría de enfermedades crónicas: problemas cardiovasculares, obesidad, diabetes, alteraciones inmunes, cáncer, demencia… La medicina funcional basa su intervención en corregir factores relativos al estilo de vida, alteraciones nutricionales, hormonales o de estrés para disminuir la inflamación en el origen del problema y no tan solo en sus consecuencias. Nos lo cuenta Elisa Llurba, Profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona y Directora Médica de BeDona.
¿Cuál es la raíz de la enfermedad?
La medicina funcional se pregunta cómo se produce la enfermedad y se basa en la búsqueda de las raíces de los condicionantes de salud de cada persona como vía para restablecer su bienestar. En esta aproximación, bienestar y enfermedad son parte de un mismo continuo en que todos y cada uno de los componentes de la biología humana interactúan con el ambiente, dando lugar a situaciones que van cambiando a lo largo de la vida.
Las enfermedades crónicas, normalmente, están precedidas por un periodo en el que se produce un desequilibrio en una o más funciones de nuestro sistema biológico, mucho más complejo que nuestro genoma. De hecho, la mayoría de las enfermedades no están genéticamente determinadas, sino que es cómo se expresan nuestros genes lo que determina la salud o la enfermedad. La expresión genética depende de múltiples condicionantes, incluido el ambiente, el estilo de vida, los alimentos que consumimos, cómo nos movemos, nuestro entorno social o el estrés al que estamos sometidos.
La medicina funcional aborda directamente estos condicionantes de nuestra expresión genética, y otros de salud, mediante una aproximación sistémica (vs orgánica de la medicina tradicional).

Evidencia científica e individualización
La medicina funcional es, como la tradicional, una medicina basada en la evidencia científica. En los últimos 30 años, ha ido aumentando su conocimiento acerca de cómo la alimentación, el estilo de vida, el estrés y el ejercicio, así como determinantes ambientales como tóxicos, infecciones o alérgenos, influencian nuestro organismo.
La medicina funcional es una medicina personalizada, única para cada individuo, porque aunque estos condicionantes pueden ser comunes, la respuesta de cada persona es única.
Abordando la inflamación de forma global
La inflamación es uno de los mecanismos que, si persiste en el tiempo, ya sea, por ejemplo, por una dieta inadecuada o porque nuestro organismo no puede contrarestarlo –como en el caso de una infección–, da lugar a una situación de desequilibrio crónico.
Por ejemplo, la hipertensión arterial se debe a un aumento de la rigidez en las paredes de los vasos sanguíneos ,que viene condicionado por el depósito de material inflamatorio. La medicina funcional, además de tratar la hipertensión con medicación antihipertensiva, va a tratar las causas de esta inflamación para disminuir esta actividad en los vasos sanguíneos y evitar que aumente o incluso disminuyendo o eliminando la necesidad de fármacos.
Entendiendo el contexto del paciente
La medicina funcional hace uso de una meticulosa y amplia búsqueda de información relativa a la salud, a los procesos patológicos, a las situaciones de trauma o estrés, a las interacciones sociales, al nivel de estrés… de toda la vida de la persona. También busca la corresponsabilidad del paciente. Y es que el proceso de sanación y de prevención no se hace a través de la toma de una pastilla, sino a través de un compromiso hacia el bienestar, con una educación acerca de las necesidades propias, para cambiar y corregir procesos que condicionan las enfermedades.

¿Cuales son los sistemas que estudia la medicina funcional?
- Asimilación. Comprende los órganos o sistemas que determinan nuestra interacción con el entorno: digestión, absorción, respiración. Este sistema incluye la microbiota.
- Defensa y reparación. Incluye los sistemas que eliminan o luchan contra las agresiones externas: sistema inmune, la inflamación, microbiota.
- Energía. Se refiere a la regulación energética y a la función mitocondrial.
- Biotransformación y eliminación. Detoxificación.
- Transporte. Cardiovascular y linfático.
- Comunicación. Endocrino, sistema inmune, neurotransmisores.
- Estructura. Desde las membranas celulares hasta el sistema músculo-esquelético.
Usando esta composición es posible de ver como una determinada condición o enfermedad (por ejemplo, la obesidad) puede tener múltiples causas. Y como una alteración, como la inflamación, puede dar lugar a múltiples problemas pareciendo, sin embargo, que todos ellos sean diferentes entre sí.

La medicina funcional trata de restablecer el equilibrio entre el ambiente y la fisiología de la persona. Corrigiendo estos desequilibrios fundamentales puede potencialmente evitar, aminorar o retrasar el desarrollo de otras patologías.
Es más, se ha comprobado científicamente como este abordaje de la medicina funcional no tan solo mejora los parámetros clásicos de las enfermedades (tensión arterial, parámetros analíticos) sino que consigue mejorar la percepción de la salud y la calidad de vida, que al final es lo que determina nuestro bienestar.
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