Medicina funcional

¿Qué es la medicina funcional? La filosofía de BeDona

La medicina funcional es una evolución de la práctica de la medicina tradicional que da una mejor respuesta a las necesidades de salud del siglo XXI. Mientras que la medicina tradicional está centrada en curar enfermedades, la funcional trata a la persona desde todas sus vertientes de salud y enfermedad, ya sean físicas, mentales o sociales. Esta es precisamente la filosofía de BeDona: apostamos por un abordaje multidisciplinar de los problemas de salud de la mujer. Buscamos todas las causas que condicionan nuestro bienestar, establecemos cambios del estilo de vida para tratarlas y sentamos las bases para lograr un mayor equilibrio vital. Nos lo cuenta Elisa Llurba, especialista en ginecología y obstetricia y alma mater de BeDona.

¿En qué se diferencia la medicina funcional de la tradicional?

Centrada en una visión órgano-centrista, la medicina tradicional es buena solucionando problemas agudos de salud, como una apendicitis, una infección respiratoria aguda causada por un virus o un traumatismo. Sin embargo, no es tan efectiva en solucionar los problemas crónicos, como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la obesidad, la depresión o las alteraciones hormonales, como los trastornos de la tiroides o las enfermedades autoinmunes o el dolor crónico.

La base de la medicina funcional es ir a buscar las causas de los problemas de salud, es decir, la raíz del problema. En cambio, la medicina tradicional busca solucionar los problemas de salud mediante la compensación o eliminación de los síntomas, pocas veces desde las causas que lo han causado.

La medicina funcional valora las interacciones entre los factores genéticos, ambientales y de estilo de vida que determinan la salud a largo plazo y las enfermedades crónicas. La medicina funcional busca la mejor versión de una persona para ser autosuficiente y corresponsable de su salud y su proceso de sanación.

¿Cuáles son las bases de la medicina funcional?

  • Es una medicina centrada en la persona.
  • Su objetivo es la promoción de la salud, no tan solo evitar o curar la enfermedad.
  • Requiere una aproximación total a la salud, buscando las causas primeras de los problemas de salud, considerando las interacciones entre las características genéticas, factores internos (mentales, físicos) y externos (entorno físico y social).
  • Integra medicina tradicional con el abordaje multiprofesional, siempre enfocado hacia la promoción de la salud mediante cambios del estilo de vida: nutrición, ejercicio físico y abordaje del estrés.
  • Usa los métodos diagnósticos habituales y algunas valoraciones físicas o analíticas añadidas, en caso necesario.
  • Usa los tratamientos convencionales y los complementa, si es necesario, con otros tratamientos como suplementos nutricionales, programas anti-inflamatorios o de manejo del estrés, entre otros.

¿En qué puede ayudar la medicina funcional a la mujer?

Las mujeres somos las que sufrimos con mayor frecuencia enfermedades crónicas. No es de extrañar: somos las que, con diferencia, sufrimos más estrés en nuestras vidas. Además, nuestros cuerpos pasan por claras modificaciones hormonales que condicionan una adaptación metabólica y cardiovascular importante, como son las menstruaciones, los embarazos o la menopausia.

Las mujeres también somos las que más padecemos enfermedades crónicas, ya sean relacionadas con una mala gestión inmunológica, como enfermedades autoinmunes –alteraciones de tiroides, la artritis o el lupus– o que provocan dolor crónico, como la fibromialgia.

Las mujeres también somos las que sufrimos más depresión y ansiedad y, también, enfermedades cognitivas a largo plazo, como la demencia. Como os contaba, estamos sometidas a mucho estrés que condiciona nuestra vida.

Las mujeres también somos las que lidiamos con más cambios de peso y de composición corporal. Las que sufrimos condiciones hormonales que determinan nuestra vida, como exceso de menstruación o falta de ella, o endometriosis con un alto componente inflamatorio. También las que sufrimos esterilidad e infertilidad. Una de cada 3 parejas no logra el embarazo, y en el 80% de los casos esa infertilidad no tiene una causa médica, sino que probablemente proviene de un entorno desfavorable, tanto interno como externo, que condiciona nuestra capacidad de procrear.

Todas estas alteraciones son causadas por múltiples factores. Por eso es tan difícil solucionarlas mediante la medicina tradicional, que solo mira una causa, un órgano, y no la persona en su conjunto. 

Con la medicina funcional vamos a abordar todas las causas que condicionan nuestra salud, nuestro equilibrio, nuestro bienestar. Una falta de equilibrio al principio no da ningún síntoma o enfermedad aparente. Pero cuando este desequilibrio se mantiene, con el tiempo deriva en una enfermedad que está lejos de relacionarse con las causas que produjeron ese desequilibrio. La medicina tradicional va a curar la enfermedad, pero como las causas persisten, darán la cara más adelante con otro problema de salud.

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